martes, 14 de octubre de 2008

En la etapa de Educación Primaria, el índice de fracaso es parejo, pues no existen pruebas eliminatorias al final de este ciclo, sino que todo se rige por un carácter inclusivo, de promoción generalizada del alumnado. En cambio, en Secundaria llegan los exámenes puros y duros, donde se evalúan además de las actitudes los conocimientos que los jóvenes adquieren. Los exámenes dan lugar a las notas. La diferencia entre estas dos empieza aquí a ser notable a la hora de obtener el título de Graduado en Secundaria: mas del 16%de fracaso en el curso 2004-05 en la red pública frente el 10,98% de la concertada.
Pese a que la comparación resulta negativa, es destacable la evolución positiva que ha seguido la red pública, que en cinco años ha rebajado en casi ocho puntos su índice de fracaso, mientras que en la concertada ha descendido cinco puntos. En la parte global de las dos redes, la tasa de fracaso escolar se reduce en gran medida.
Lo anterior tiene mucho que ver con la disponibilidad financiera y presupuestaria. Consiste en un programa específico para que los alumnos con más problemas puedan llegar a obtener el título de Graduado en Secundaria. Para ello se llegan a desdoblar las clases, de manera que los estudiantes que tienen más dificultades cuentan con una dedicación especial por parte del profesorado.
Las asignaturas que presentan una mayor dificultad para los estudiantes son las matemáticas, con un 34% de evaluación negativa visto y aprobado enlos ultimos años, sobre todo en estadísticas presentadas del año 2000 al 2004, y, en menor medida, el inglés.
Donde se dispara el fracaso es en el Bachillerato, una etapa que no es obligatoria, pero que es la que abre las puertas a la enseñanza universitaria y a los ciclos superiores de Formación Profesional.

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